Combinamos técnica y calidez
Durante el crecimiento de nuestros niños existen múltiples alteraciones en los huesos maxilares y mandibulares, que ocasionan mal posicionamiento dental, un desarrollo óseo incorrecto y, por ende, mala oclusión.
En nuestra consulta, firmes creyentes en la prevención hueso‑funcional, intervenimos en edades tempranas para corregir esas anomalías. Utilizamos aparatos adaptados (removibles o fijos) que guían el crecimiento facial, corrigen hábitos y promueven funciones como masticación, respiración y deglución, logrando un desarrollo armónico y evitando complicaciones futuras, incluso reduciendo la necesidad de cirugías o tratamientos invasivos. Combinamos técnica y calidez para acompañar a cada niño en su crecimiento.
Recuerda, ¡no hay que esperar!
¡Pronto les compartiré un video sobre el tema!
Preguntas Frecuentes
¿A qué edad es ideal comenzar este tratamiento?
Lo ideal es iniciar entre los 3 y 6 años, aprovechando el periodo activo de crecimiento. En algunos casos, incluso desde los 2‑3 años, si ya hay indicios de alteraciones en la posición dental o función mandibular
¿Cuál es la diferencia entre ortopedia funcional y ortodoncia tradicional?
La ortopedia funcional busca guiar el desarrollo óseo y muscular, actuando sobre los maxilares y funciones, mientras que la ortodoncia convencional mueve dientes individualmente. Con la ortopedia funcional intervenimos más temprano para lograr cambios estructurales y funcionales
¿Qué aparatos se emplean y cómo funcionan?
Se utilizan dispositivos como activadores, disyuntores o aparatos fijos. Estos aprovechan fuerzas fisiológicas —como la masticación, respiración y deglución— para estimular remodelación ósea y mejorar la postura mandibular
¿Cuáles son los beneficios clave del tratamiento temprano?
Corrige maloclusiones comunes: clase II, mordida cruzada u abierta.
Mejora funciones respiratorias y deglución.
Disminuye la necesidad de cirugía o extracciones futuras.
Promueve armonía facial y fortalece la autoestima del niñ
¿Cuánto tiempo dura y con qué frecuencia hay que hacer controles?
La duración varía: desde 6 meses hasta 3 años, según la complejidad del caso. Los controles mensuales permiten ajustar los aparatos, seguir el crecimiento y asegurar resultados estables y efectivos .